La salud del suelo influye en la capacidad de los ecosistemas para adaptarse y responder al cambio climático. Los suelos saludables son más resistentes a los impactos de eventos climáticos extremos, lo que ayuda a mantener la productividad agrícola y la biodiversidad. La adopción de prácticas agrícolas sustentables, contribuye a mejorar la salud del suelo y aumentar su capacidad para mitigar y adaptarse al cambio climático.